Hace exactamente 43 años, un 19 de julio de 1976, las Fuerzas Armadas a cargo del capitán Leonetti y su grupo daban con el paradero de la dirección política del Partido Revolucionario de los Trabajadores – PRT: Santucho, Urteaga, Delfino, Menna, Lanzillotto y Gertel. La caída de la dirección del PRT significó un duro golpe no sólo para la organización sino también para el proceso revolucionario abierto que estaba viviendo nuestro país desde el Cordobazo.
La persecución y el descabezamiento de la organización
Aquel 19 de julio de 1976 las Fuerzas Armadas, tras meses de búsqueda, dieron con la dirección del Partido Revolucionario de los Trabajadores – PRT.
Con la contrarrevolución en marcha a partir del 24 de marzo de 1976, la burguesía tomaba una ofensiva feroz contra la clase trabajadora y las organizaciones revolucionarias.
Luego de recurrir a los grupos paramilitares como las Tres A, será el Ejército argentino la opción a la que apelarán los empresarios para garantizar la continuidad del sistema capitalista.
Para ello, debían ahogar en sangre a una generación entera de revolucionarios y revolucionarias, obreros, obreras, estudiantes, intelectuales y trabajadorxs, que habían comprendido que su rol histórico como clase era derribar el régimen social en el que vivimos, el capitalismo, y edificar otro totalmente opuesto, donde las riquezas producidas por los y las trabajadoras sean aprovechadas en beneficio propio, es decir un sistema social que beneficie a las grandes mayorías. Ese sistema social por el que luchaban lxs compañerxs era el socialismo.
Sin comprender la profundidad de la lucha de aquellxs compañerxs, es imposible entender la saña con la que actuaron la burguesía y la dictadura cívico militar y todas las instituciones del sistema.
Dentro del movimiento de lucha, se destacaban las organizaciones revolucionarias marxistas, que fueron perseguidas con especial atención por parte del Ejército.
El PRT-ERP, que en septiembre de 1973 fue puesto fuera de la “ley” por un decreto del presidente interino Lastiri, fue sin dudas la más castigada. “Los perros” -como comúnmente se les denominaba a la militancia Perretista-, fueron puestos bajo la atenta mirada de los grupos de tareas dirigidos por la Armada, desarticulando los enlaces entre la militancia a medida que caían tanto compañerxs y casas operativas, como también documentación con importantes datos organizativos sobre el partido.
Los hechos de Monte Chingolo (24 de diciembre de 1975) sumados a los de la quinta de Moreno (29 de mayo de 1976) dan cuenta del trabajo de inteligencia que el Ejército estaba realizando sobre la organización.
La emboscada del Ejército en la quinta de Moreno cuando sesionaba el Comité Central del partido fue un duro golpe y un aviso de lo que vendría después. Ese día el Ejército propició la retirada anticipada de lxs participantes (lograron escapar 37 de lxs 49 presentes), incautando material de importancia sobre la estructura organizativa del PRT.
Luego se fueron sumando otras caídas como la de las imprentas clandestinas de Córdoba y Buenos Aires (unas semanas después en junio), hasta que finalmente el Ejército logró dar con parte importante del Buró político de la organización.
Los hechos del 19 de Julio
Aún no hay certezas sobre cómo se produjeron los hechos y las caídas de lxs compañerxs. Son muchas y variadas las hipótesis, tanto del campo amigo como del enemigo. Y no podemos asegurar con exactitud la veracidad de ninguna.
Lo que sí es un hecho es que el mismo 19 de julio fueron capturadxs con vida y trasladadxs a Campo de Mayo Domingo Menna, Fernando Gertel y Ana María Lanzilloto.
Domingo Menna (ver acá) era miembro del Buró político y fue capturado cuando se dirigía a una cita política posiblemente “envenenada”.
Fernando Gertel era miembro de la Secretaría del Buró político, encargado de hacer los enlaces políticos y responsable de las finanzas. También fue secuestrado por un grupo de tareas mientras acudía a una cita partidaria en un bar de la localidad de Padua. La veracidad de la detención de Gertel está dada por los posteriores relatos de su compañera presente en el lugar de los hechos.
Ana María Lanzillotto, también miembro de la Secretaría del Buró político, quien por entonces estaba embarazada (en 2016, después de 40 años y gracias a la lucha de los organismos de derechos humanos, su hijo fue restituido a su verdadera familia), fue secuestrada luego de volver a su departamento en Villa Martelli, donde vivía junto a su compañero Domingo Menna, y temporalmente con algunos miembros de la dirección como Santucho, Urteaga y Delfino. A partir de dar con el paradero de la casa donde se encontraba la dirección del PRT-ERP, el Ejército se quedó por varias horas en el lugar a la espera de la llegada de más militantes. Es así cómo fue detenida Lanzillotto.
Por otra parte, el mismo 19 de julio los servicios de inteligencia del Ejército al mando del capitán Leonetti dieron con el departamento de Villa Martelli, donde se encontraban Mario Roberto Santucho (ver acá), Benito Urteaga y Liliana Delfino.
Mario Roberto Santucho, Secretario General del PRT, tras combatir con las fuerzas represivas fue capturado muy mal herido, detenido y trasladado a Campo de Mayo.
Benito Urteaga, miembro del Buró político de la organización, cayó combatiendo en el departamento contra el Ejército a causa de una ráfaga de ametralladora.
Liliana Delfino, miembro del Comité Ejecutivo y responsable de la propaganda a nivel nacional, fue detenida con vida y trasladada por el Ejército a Campo de Mayo. Delfino estaba embarazada. Su bebé debió haber nacido en cautiverio. Ambxs se encuentran desaparecidxs.
Lxs tres resistieron valerosamente la embestida del Ejército en inferioridad tanto numérica como de armamento. Aun así combatieron contra las fuerzas enemigas, hiriendo de muerte al jefe del operativo, el capitán Leonetti.
Todxs serán posteriormente desaparecidxs, y sus cuerpos serán ocultados por la dictadura cívico militar de Videla.
Así, en el lapso de unas cuantas horas, el Ejército lograba descabezar parte significativa de la dirección de una de las organizaciones más importantes que creó la clase obrera argentina, el PRT – ERP, cargándose a tres de los seis miembros del buró político, y a otrxs destacadxs cuadros de la organización.
Por qué la saña contra el PRT
Como dijimos anteriormente, la contrarrevolución llevada adelante desde marzo del ‘76 tuvo como uno de sus principales objetivos descabezar a las organizaciones revolucionarias, y cortar el fuerte lazo que éstas habían construido con las masas trabajadoras a partir de años de trabajo militante en el seno de la clase.
En ese marco, arremetió con saña fundamentalmente contra aquellas organizaciones marxistas que tenían una incidencia real en la lucha de clases, como lo venía siendo el PRT – ERP desde hacía años por medio de un trabajo político a conciencia sobre la clase trabajadora del país.
Efectivamente, el PRT – ERP era protagonista y en algunos casos dirección política de las luchas más importantes que desarrolló la clase obrera por aquellos años.
Desde la lucha de resistencia contra los cierres de los ingenios en Tucumán, pasando por las experiencias del Sitrac y el Sitram, las coordinadoras interfabriles en Buenos Aires y el Villazo, el PRT – ERP se destacó, desplegando una variedad de herramientas organizativas que permitiese elevar la conciencia de lxs trabajadorxs, y llevando las ideas de la revolución y el socialismo como principal eje en su propaganda política, combatiendo en el seno de la clase obrera las posiciones populistas, reformistas y frente populistas.
El PRT – ERP(ver acá)fue también partícipe destacado de cada levantamiento obrero y popular que sacudió las estructuras del régimen durante las décadas de los 60/70 y que tuvo como principal suceso al Cordobazo, insurrección de masas que hirió fuertemente a la dictadura de Onganía y que abrió una situación revolucionaria en el país.
Aquella política integral del PRT – ERP, que logró organizar dentro de sus filas a importantes dirigentes obreros, fue tomada como una real amenaza por parte de la burguesía. De allí la saña, el hostigamiento y la persecución a sus militantes.
Hoy, al cumplirse 43 años de la caída de algunxs de sus dirigentes más destacados, nuestro recuerdo, homenaje y compromiso revolucionario hacia estxs compañerxs por su enorme ejemplo y entrega a la causa socialista y proletaria. ¡Por el poder obrero y el socialismo!
